lunes, 26 de abril de 2010

«De sólo imaginarme…»

De sólo imaginarme que tu boca
pueda juntarse con la mía, siento
que una angustia secreta me sofoca,
y en ansias de ternura me atormento...

El alma se me vuelve toda oído;
el cuerpo se me torna todo llama
y se me agita de amores encendido
mientras todo mi espíritu te llama.

Y después, no comprendo, en la locura
de este sueño de amor a que me entrego:
si es que corre en mis venas sangre pura,
o si en vez de la sangre corre fuego.

Alicia Larde de Venturino

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