viernes, 28 de mayo de 2010

Recientemente vi una tormenta

Recientemente vi una tormenta
Recientemente, vi una tormenta de relámpagos,
truenos granizos, golpean contra los balcones,
contra los cristales por donde entraba la luz fresca de la tarde,
sobre la gente que corría por las aceras, quizás
para no sentir el daño que los granizos les hacía,
un cielo lleno de luz en ráfagas pequeñas,
y a la vez inmensa por los rayos,
y esas chispas eléctricas que cruzaban la ciudad,
y el silencio solo quebrado por enormes estruendos,
que parecían estremecer las calles, las casas parecían
clamores lamentos súplicas,
de lágrimas de cielo heladas, limpia y cristalina.
Y en el medio el tiempo inquieto,
parecía el principio del fin,
tal como llegó de pronto, se fue alejando despacio sin prisa
con pausa para renacer en una respiración que sabe de la espera,
de calmar, cada minuto, como un amor desesperado
que no cabe en sí, que se enaltece y no se aniquila

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