lunes, 6 de enero de 2014

Despedida

Tu ausencia anunciaba el inevitable final.
Tu silencio ya era el adiós que no me atrevía 
aceptar, porque quería que me lo dijeras sin titubear. 
 
Y dulce y tierno, te despediste, besándome diferente.
Y tus palabras por más tiernas que fueron, no 
lograron mi corazón tranquilizar y una daga 
clavaron sin poderlo remediar.

Y esos ojos verde mar, que nunca más volveré 
a mirar; me decían con frialdad, no te amo más.
Y esa palmera, que muchas veces con su sombra 
nos cubrió; lejana de mí se encontrará.

Y la arena testigo de nuestra entrega total se irá 
con los recuerdos de nuestra felicidad.
Y la luna, que  nos acompañó por nuestros paseos 
románticos a la orilla del mar, se preguntará que 
paso y como responderle que el amor se terminó.

Fue un sueño nada más que nos hizo huir de la realidad 
sin futuro, sin preguntas disfrutando con intensidad 
los efímeros momentos que fueron una falacia nada más.

Fue un sueño hermoso y debía despertar, sabía que no 
había futuro ni un mañana desde tiempo atrás.
Te amé y eso es verdad y si no lo sentiste seré fácil 
de olvidar; pero quedarán los poemas como prueba 
de mi amor y de mi adiós.
 Marcelo Romano

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